Para muchos porteños como yo, escuchar hablar del Chaco es una rareza. Esta provincia del norte argentino forma parte del grupo de las “olvidadas” –informativamente hablando- junto con La Pampa, Formosa, y alguna más que estaré olvidando. Excepto por el gran disco de los Illya Kuryaki o por el ex jugador xeneize Christian Jiménez, el Chaco brilla por su ausencia en nuestras agendas… hasta ahora que apareció Capitanich.
Si hay algo que le deben agradecer los chaqueños a su actual gobernador es que puso a su provincia sobre el tapete como pocas veces antes. Lástima que fue por noticias malas, tristes, vergonzantes. El alto perfil del dirigente K y de la gente que lo rodea –compañeros políticos y familiares directos- ha desatado un vendaval de noticias que lo ubican en las primeras planas nacionales. Todo un logro.
Para empezar, Jorge tuvo la capacidad de aplastar con malas acciones un acontecimiento histórico para su tierra como lo es un Boca-River. Debió reconocer que tuvo contacto con los barras de ambos equipos luego de que su prima informara a los medios una reunión previa al partido. “Sólo se han verificado protocolos de seguridad” dijo el gobernador minutos después de que su prima asegurara que “los ‘chicos’ vienen a alentar”.
Para seguir, Perfil acaba de sacar a la luz más detalles resultantes de ese superclásico: recaudando datos de dirigentes opositores y oficialistas –viva la libertad de expresión y pensamiento-, se informa que “Coqui” habría gastado u$s 2 millones públicos para trasladar, alojar y calmar a los violentos en su visita, otros $360.000 para agasajar a periodistas con una lujosa fiesta en un lujoso Petit Hotel, a lo que sumó la utilización de un avión privado para acercar a su provincia a dirigentes amigos del PRO.
Y por si todo esto fuera poco, hoy la protagonista de un nuevo acto escandaloso fue su propia boca. Sin pelos en la lengua deslizó que planea “limitar jurídicamente” a su vice, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, para achicar su margen de maniobras, luego que la Presidente haya ilustrado sus diferencias en plena cadena nacional –repito: viva la libertad de expresión y pensamiento-. Vale aclarar que fue Ivanoff quien denunció que su compañero de fórmula había utilizado el avión oficial para sus vacaciones familiares.
En fin, la realidad indica que Jorge Capitanich -o “Coqui” para los amigos y los barras- está levantando polvo en su andar por la Gobernación del Chaco. “Ladran Sancho, señal que cabalgamos” podría parafrasear el mandatario. Supongo que los más de un millón de habitantes no pensarán lo mismo. Me inclino a creer que más de uno querrá seguir en el anonimato en el que muchos incluímos a su provincia. Y por último, sin ánimo de ofender ni de herir sentimientos: para escucharlos así, más vale que ni hablen.
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