SUBE, tarifazo y después

Con recortes, reasignaciones o quita de subsidios –como se les quiera llamar- la reducción de los gastos públicos sigue su camino acorde a un país autodeclarado en “emergencia económica” pese a que su publicidad oficial redunde en superávit y números verdes de diversas áreas. Así es que le llegó el turno del ajuste al resto del transporte público: colectivos y trenes.

Lo inusual es que el aumento de estas tarifas no fue anunciado todavía de manera oficial. Todo lo que tenemos es un spot televisivo que se dio a conocer ayer ante la sorpresa de sus millones de usuarios, donde se advertía lo siguiente: "A partir del 10 de febrero, si querés viajar en tren o colectivo en el área metropolitana y no tenés tu tarjeta SUBE, vas a perder los beneficios del subsidio y tu pasaje lo vas a pagar más caro".

De esta situación anómala –dado a que nos mal acostumbraron a conferencias de prensa para todo- se desprenden mil y una dudas. Por ejemplo, saber de cuánto será el aumento, si los usuarios de Monedero deberán pasarse a SUBE, si es realmente una ayuda para los que menos tienen o un ajuste para todos, si habrá un análisis del propietario de la tarjeta para decidir si abona con o sin subsidio, si es lo mismo que hizo Macri con el Subte pero con mucho más tacto para emprenderlo, etcétera.

Mientras tanto no haya comunicados oficiales que nos saquen de la incertidumbre podemos ir cayendo en la conclusión que se aplicó un nuevo tarifazo –quiérase o no-, que la política de “subsidios para todos” aplicada desde hace años y que creció de manera récord un 50% en el último 2011 decide abandonarnos de un día para el otro, y que, digan lo que digan, las cuentas cierran menos que antes.