Antes de empezar enumerando las cosas que no comprendo de nuestro amado fútbol, me será más fácil empezar por las que sí entiendo. Así recorreré muchísimo menos camino a la hora de entender por qué Boca puede coronarse campeón del Apertura este sábado aún sin jugar.
Porque ya concluyendo el año 2011 todavía seguimos esperando a la última fecha del certamen para emparejar los días y horarios de los candidatos al título. No importa si es Boca, River, Tigre o Rafaela quien llegue con chances. Tampoco si la diferencia entre el líder y sus escoltas es holgada o ajustada. Ni mucho menos si la poca emoción experimentada durante el transcurso de este campeonato pueda tener quizá su último suspiro.
Porque la Policía y el bendito Comité confiesan no dar a basto para garantizar la seguridad en La Boca -con barras enfrentadas, elecciones y una posible vuelta olímpica- y en un encuentro clase B en el partido bonaerense de Tigre. Porque parece que tampoco en las fuerzas se organiza esta clase de sucesos, que de ser mucho más disputado -con más de 2 equipos peleando punto a punto por el título- no imagino cómo se hubiesen arreglado.
Porque se decidió que el único escolta con chances matemáticas, Tigre, enfrente a San Lorenzo este sábado, 24 horas antes que el Xeneize dispute su encuentro casi definitorio. Porque de no ganar el equipo de Victoria le dará automáticamente la mayor alegría de los últimos años al team de Falcioni, quien deberá festejar con un sobrio lunch en el salón comedor de su lujoso hotel su trofeo local número 25, con menos emoción que un choque de tortugas.
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