Sí, sí. Yo fui uno de los que afirmó más de una vez que "River no va a jugar la promoción". Y es verdad, la sorpresa del hecho histórico para mí fue doble. Pero de ahí a atribuir este resultado sorpresa a la buena gestión dirigencial que rige nuestro fútbol o, peor aún, a los beneficios que brindaría la existencia del "Fútbol para Todos" ya es mear fuera del tarro.
Salto como leche hervida porque en una de las transmisiones del fin de semana escuché a un relator rasgarse las vestiduras atribuyéndole toda la emoción y sorpresa deportiva de la última fecha del Clausura al "mal parido" sistema futbolístico democrático . "... y toda la emoción bajo la transparencia del Fútbol para Todos" declaró uno, como si los goles los hubiesen hecho ellos, los que hoy son apenas la voz pasajera del fútbol hasta que cambie el poder de turno.
Y si bien siempre vamos a escuchar hablar de incentivación y otras malas yerbas, continúo pensando que esto sigue siendo fútbol y como tal, sigue siendo impredecible. Sólo a ello le atribuyo que Huracán haya logrado otra oportunidad sobre la hora, que Olimpo haya conseguido otra temporada más en primera, que River no haya podido safar de la temible promoción, y demás resultados emotivos. Reitero: todo es fruto de esa condición maravillosa del deporte más hermoso del mundo, y no de un sistema de transmisiones deportivas.
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