miércoles, 27 de julio de 2011

Confieso que he creído

Si algo me faltaba para arrastrarme al terreno de la incredulidad y aceptar que todo es un negocio, fue lo que Cherquis Bialo declaró ayer, respecto a los principales motivos que promovieron el nuevo proyecto de campeonato. Su "honestidad brutal" pudo más que cualquier esperanza de buena fe, más que el más profundo espíritu deportivo, más que mi tonta intención de seguir ganando y perdiendo en la cancha.

Es verdad que algunos me habían advertido, pero seguramente somos más los que pecamos de ilusos durante mucho tiempo -más de lo aconsejado-, los mismos que fuimos golpeados con las certeras frases que blanquearon, de una vez por todas, cómo se maneja el tema Fútbol en Argentina. Una verdad que, como tal, duele al escucharla, pero que no por eso pierde su cuota de realidad y aceptación.

Imitando a la famosa "prueba de la blancura", el vocero de la AFA arrojó frases como las que detallo a continuación para echar luz sobre el sucio manejo de nuestro querido fútbol. En ellas nace mi resignación. Tras ellas muere mi inocente esperanza.

"Todo este quilombo se salvaba si se hubiese dado un acto antideportivo, si River no hubiese descendido."
"Hay una sociedad del Estado que pone dinero. Hay unos clubes que necesitan dinero. Y hay un Estado preocupado porque pone $ 600 millones, ajustables, pero que quiere, como ocurre normalmente entre un patrocinador y los que ponen a los protagonistas, que estén los mejores, y nosotros se los tenemos que dar."
"Tenemos dos caminos: uno es antideportivo, que es decretar quién sube y quien baja. Y otro es agregar equipos para garantizar que los mejores actores estén en la pantalla".

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