Nunca imaginé que los cierres de campaña te llevaran a tanto, pero viendo el nuevo spot publicitario de Ricardito Alfonsín me doy cuenta que la competencia y el vértigo proselitista puede alterar hasta al más inofensivo de los mortales. Mirando fijo a la cámara y con un discurso directo a la presidente, al candidato de UDeSo se le afloja la chaveta y termina transformándose en toda una amenaza a la Democracia.
"Soy Ricardo Alfonsín y quería hablarle, Cristina..." arranca diciendo, calmo hasta el momento, recostado sobre su cómodo sillón. Pero al empezar a enumerar las cosas que "no van a permitir" desde su lugar en el Congreso va aumentando su energía e ímpetu hasta un límite inimaginado. Acota un "no le creo nada", la tilda irónicamente de creerse "dueña de la verdad", y concluye con la frase: "alguien se lo tenía que decir, Cristina... y quién otro sino yo?".
Luego de ver esto reflexiono lo siguiente: está bien que a uno lo alteren todas estas cosas que denuncia el bigotón, en lo que coincido íntegramente con su opinión acerca de La señora, pero no hay que aparentar por lo menos un poquito de valentía y presencia a la hora de intentar amedrentar? Es como si Droopy, aquel perro que decía estar feliz mientras su cara demostraba todo lo contrario, le quisiera dar batalla a Cruela De Vil. No es creíble, no es serio.
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