jueves, 8 de marzo de 2012

Un tropezón que fue caída

Cabeza gacha tras casi un año.
“Todo tiene un final, todo termina” dice la letra de “Presente”. Así, por esta caprichosa ley de la vida, el Boca de Falcioni perdió un partido. No pudo estirar su excelente racha de 36 encuentros sin derrotas en todos los frentes y cayó por la Copa Libertadores jugando como lo hace en el torneo local, o quizá mejor. Entonces, ¿Por qué perdió?

Toda caída tiene un contexto, así como la tuvo el final de la racha invencible del Boca de Bianchi. Aquella derrota de mediados del año 1999 no significó casi nada para el hincha xeneize. Pasó a ser sólo una anécdota ya que el brillo de un nuevo título y un nuevo récord local lo opacaron todo. La goleada-baile proporcionada por Independiente aquella noche pasó a ser sólo una mala noche.

La derrota de anoche ante el Fluminense brasilero no puede catalogarse como anecdótica. Primero, porque jugando como viene jugando es más probable que pierdas más partidos que los que ganes. Segundo, porque no se llegó a ningún récord ni continúan retumbando los estruendos del éxito pasado inmediato. Tercero, porque perdió ante un rival que no hizo mucho más que marcar y contragolpear. Por estos motivos el tropezón de Boca también significó una caída.

Igualmente vale recalcar que los de Falcioni todavía están a tiro de alcanzar los 40 partidos invictos del equipo de Bianchi, ya que a nivel local todavía no han sabido de derrotas desde el 10 de Abril del año pasado cuando perdieron con Lanús. Es decir: su nivel le ha alcanzado para ser imbatible dentro del país. A partir de ahora, sólo los xeneizes deberán trabajar para disimular la derrota de anoche como una simple mala noche, y para demostrarle al fútbol local que su categoría es tan competitiva como la del mundo exterior.

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