lunes, 21 de marzo de 2011

La violencia atraída por la violencia

Creo fehacientemente en que nada justifica la violencia, absolutamente ningún motivo. Del mismo modo afirmo convencido que cuando “el horno no está para bollos” es mejor tener el tacto, la cautela necesaria para no desbordar el vaso con una mínima gota.

Pompei posando frente a los cuervos.
El episodio de violencia registrado en Liniers ayer por la tarde, en el marco del partido entre Vélez y San Lorenzo, tiene un punto de partida: Marzo de 2005. Aquella tarde los dirigentes fortineros –encabezados por Raúl Gámez- decidieron mostrar orgullosos sus copas internacionales frente a los que carecen de ellas. Esa tarde, y luego de un discurso inapropiado de un ex jugador velezano, hincha profeso del archirival cuervo, estalló la ira de los visitantes cuervos, la represión policial, etc, etc.

Desde aquel día la rivalidad que hasta el momento era sólo futbolística pasó a integrar la cultura del mal llamado “aguante”. En los últimos 6 años la relación entre ambos pasó a castaño oscuro, muerte de Emmanuel Álvarez mediante, hasta tal punto que previo al partido de ayer los presidentes de ambas instituciones tuvieron un acto de amistad para inculcar la buena conducta, apoyando la resolución que se mantenga la presencia de la parcialidad visitante.

El presidente fortinero en ese 2005, fiel a su estilo de ir de frente, aceptó parte de su culpa: “Yo también me siento responsable de esto” dijo Gámez en medio del revuelo, dándole su couta de importancia a ese hecho desencadenante. Con esto no digo que el error fue festejar la obtención de títulos, porque sino sería tomar una resolución facilista, como decir que para erradicar la violencia deje de ir gente a los estadios. Sino que, en la desesperada búsqueda de un “clásico”, una vez más los de Liniers agitaron demasiado el avispero, desencadenando luego una serie de hechos violentos.

Otro gaste a la vista de todos.
Luego, la actualidad nacional revolvió más el estofado sumándole internas policiales, corrupción, aprietes, connivencia con barras, pasividad dirigencial… en fin, la historia que ya estamos acostumbrados a vivir. La frase concluyente para esta triste realidad la esbozó el actual presidente de Vélez, Fernando Raffaini, quien dijo al aire televisivo que “no hay solución”, instalándome la pregunta de que si los mismos directivos no ven la salida, qué nos queda a los que vamos a la cancha?

Imágenes: www.perfilsanlorencista.com

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