Turco Dixit: "A mi me echó la barra" |
El "turco" lanzó la moneda y quiso que muestre sólo una cara: la del apriete de la barra, la del gobierno de los violentos, la que cotidianamente nos muestra nuestro fútbol, algo tan despreciable como cotidiano. Y así olvidó hacer ver la otra cara, la de la autocrítica, la de la humildad y el bajo perfil, la de la aceptación de que los resultados no se dieron y que así, pese a quien le pese, no hay técnico que dure. Pero la moneda en el aire resultó tan ingobernable como su misma situación en el club.
Lamentablemente para él y para el fútbol en general, la manipulación de esta última verdad termina opacando la anterior. En primera instancia se critica, con clásico tono argento, la actitud soberbia del DT de no reconocer sus errores. Luego, y sólo si hay tiempo para debates poco fructíferos, se repudia la situación denunciada por él sobre las amenazas y la complicidad dirigencial. Y así se va apagando un nuevo capítulo de nuestros corrompidos clubes, hundiéndose en las aguas turbias de la cotidianeidad, donde la corrupción ya es normal y lo extraño pasa a ser que un entrenador la denuncie frente a las cámaras.
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