¿Se trata de elegir hacia dónde mirar? Seguramente sí. Nuestra historia reciente y no tanto nos ha puesto en esta disyuntiva, que por algunos matices no maldigo ni desconozco. Dicen que para que algunos ganen, otros tienen que perder. Que de eso se trata la vida.
Por eso no recaigo exclusivamente en esta gestión, sino que la incluyo en la generalidad argentina desde que tengo un mínimo de uso de razón política. Pero recalco que, tras el fantasma de la batalla Medios-Gobierno, los contrastes cotidianos se hicieron más evidentes que nunca. Y allí, en ese "pan y circo" diario, nos encontramos una vez más optando entre el vaso medio lleno y el medio vacío.
Digo, al fin, que podemos ver 2 Argentinas, según hacia dónde miremos. Podemos enterarnos que se está procesando a un grupo de Ministros del Gobierno de la Ciudad por armar un "comando de ayuda" para habilitar y controlar boliches, o irnos a patinar sobre hielo en la revolucionaria pista que instaló Mauricio en La Recoleta.
Podemos poner en tapa el millón de NetBooks que se llevan entregando a nuestros estudiantes, o buscar más adentro las falencias de un precario sistema educativo que en ocasiones ni siquiera posee gas ni agua potable; festejar orgullosos que en el último año el delito en la Provincia bajó un 1% o aclarar que aún se comenten cada día unos 1805 casos; disfrutar viendo sin restricciones todos los partidos de nuestro fútbol o saber que, tras ellos, se utilizan como mínimo $600 millones de la "caja chica" de la ANSES que podrían destinarse para muchas otras cosas.
Aunque no esté de acuerdo con el sistema, se que funciona así y no pienso renegar contra él. Es más, deseo que algún día este sistema me ayude a mejorar mi calidad de vida. Sólo me indignaré contra quienes eliminen con sus Pro los Contra, echando por la borda la existencia de ese "otro país", olvidando a esa otra gente que siempre labura y contribuye, pero que todavía no conoce la palabra "integración". De eso también se trata la vida.
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