A veces suelo preguntarme no sólo sobre el impacto de Internet en nuestras vidas, sino también sobre el de las Redes Sociales, el nuevo mayor pasatiempo del mundo internauta. Y hoy, navegando en un sitio que visito cotidianamente como lo es PuntoGeek, encontré esta imagen que contesta con un simple ejemplo toda esta pregunta global.
En mis cumpleaños no fui un pibe que llenaba su casa de invitados, principalmente porque mis grandes amistades y mi antigua casa eran demasiado pequeñas para mi gusto. Pero uno siempre esperaba sus religiosos regalos, y ese momento emotivo, adrenalínico y receptivo era genial. Hoy, revolución tecnológica mediante, aquellos instantes se resumen sólo en el encendido de la compu y el siguiente chequeo de los saludos virtuales.
"Pero qué cosa seria eh!" diría algún veterano abuelo. Bueno, si es que aún no se sintieron viejos, es hora que lo comiencen a experimentar, mientras agradecen una por una las felicitaciones cosechadas.
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