Hace unos pocos días la funcionaria de look setentista –rara mezcla de Coca Sarli y Violencia Rivas- atacó a la Policía Federal. En una reunión que luego fue publicada por Página 12, salpicó a toda la fuerza indicando que entre sus miembros “se disputan negocios”, que algunas comisarías “recaudan bien” y que la Federal “es el problema más serio y más complejo”.
Tras el coherente revuelo que esto ocasionó Nilda debió salir a calmar las aguas. Con el cuerpo policial en llamas y la masa popular lidiando entre los aplausos y el estupor, declaró raudamente que lo que dijo se basó en “denuncias de vecinos”, y que “no tengo detalles suficientes para hacer una denuncia”. Así logró borrar raudamente con el codo sus declaraciones.
Pero aún restaba reivindicar la “honorable” imagen de la Federal, y era sabido que ese iba a ser el próximo paso de la ministra. Hace instantes nada más aclaró la extraordinaria confusión verbal en diálogo con Radio 10. “Siempre hay grupos minoritarios que le hacen daño a todos (…) Vamos a sacar a las manzanas podridas” se despachó. Ahora sí pudo darse el lujo no sólo de desdecirse sino también de limpiar la generalización realizada, las que bien aprendimos de chicos que “siempre son odiosas”.
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