El equipo rodea la estrella. |
Leonel Messi marcó esta tarde los 2 tantos de su equipo y fue, una vez más, la estrella en el firmamento catalán. Pero la imagen que elijo para retratar su logro no es de uno de sus festejos, ni es el instante en que impacta el balón con destino de gol. Sino que es del inicio de la jugada de la segunda conversión, donde nace el apilamiento de rivales. Es del génesis de su nueva obra maestra.
Pasando la mitad de cancha y con el 16 en la espalda, Sergio Busquets hace lo que todos sus compañeros saben: sencillamente le dejan el balón a Leo. No miran el entorno, no piensan si su decisión será correcta o errónea; sólo lo miran descargar y empezar el pique. Allí se la dejan inmóvil para que él se encargue. Y sin más, Leo se encarga del resto.
Seguramente sus rivales hayan visto esta escena muchas veces, pero la calidad del jugador hace que esta clase de jugadas calcadas -donde con balón dominado se desplaza por 30 o 40 metros hacia el arco hasta terminar mano a mano con el arquero- sean nuevas, originales, descubiertas partido tras partido.
Así, un equipo -con todas las letras- deja en claro cómo el objetivo grupal por momentos puede orientarse a la explosión individual para alcanzar el objetivo. Como se puede jugar y ganar en equipo aprovechando las virtudes de uno de sus jugadores. Claro, vale aclarar que ese jugador es Leonel Messi.
NOTA: encuentren el génesis a los 5 segundos del video.
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