Hay casos de interés público en los que el Gobierno sale raudo a acaparar micrófonos, y otros en los que prefiere brillar por su ausencia. Este Gobierno, que hace de la política comunicacional su principal armamento para modelar la opinión pública -como nunca antes en una democracia se ha hecho-, en ocasiones disimula olímpicamente, sin dejar de ser este también un modo de comunicarse.
Tal es el caso de las convulsiones periódicas de su Secretario de Comercio Guillermo Moreno, hoy acusado por el PRO por un ataque físico a sus militantes, ayer escrachado en cámara oculta amenazando verbalmente a los integrantes de una reunión en Papel Prensa. Aquí el Gobierno y su "corpo oficialista" deciden no hacerse eco del conflicto. Así, sin opinar vuelven a comunicarse, provocan de manera intencionada: acá no pasó nada.
Mientras tanto, todo sigue: Aníbal vomita flores a todo el que se atreva a opinar diferente a su Reino, D'elía con sus muchachos limpia las Plazas en cualquier reclamo opositor, Moyano con sus camiones destraba todo conflicto laboral existente, y Guille saca brillo a los guantes de box en plena vía pública. Todo sea por lograr la "unidad nacional".
0 comentarios:
Publicar un comentario