Normalidad. Boca lo daba vuelta 4 a 3 promediando el segundo tiempo, demostrando quién era el líder del torneo y porqué estiraba su invicto de 33 encuentros locales. Éxtasis. Independiente, sin nada que perder, lo terminó ganando en tiempo suplementario por 5 a 4, a lo guapo. Inolvidable, vibrante, no apto para cardíacos. Así fue este partido.
El choque entre Boca e Independiente que protagonizaron ayer reivindicó a “los clásicos”. Nos quitó ese agrio sabor que muchas veces nos dejan los partidos entre grandes de nuestro fútbol, tan llenos de palabras y tan vacíos de fútbol. Fue un clásico para la historia, que le regaló a los rojos el inolvidable goce del batacazo, y le bofeteó a los xeneizes la triste realidad de ya no ser punteros ni invictos.
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