Estoy cansado de lidiar con frases como “siempre están de paro” o “no hacen nada en todo el año” o peor aún, como la que dijo nuestra Presidente en pleno discurso, “tienen jornadas laborales de 4 horas y 3 meses de vacaciones”. ¿Alguien cuestiona acaso cuál es la jornada laboral de un legislador, cuántas veces sesionan en el año o cuánto tiempo se toman de vacaciones? Ni siquiera podemos patalear cuando nos enteramos que se duplicaron sus propios sueldos para poder llegar cómodos a fin de mes con unos $35 mil…
Lo cierto y lo real aquí es que nuestros maestros exigen un salario mínimo de $3 mil, sueldo que cualquier empleado de comercio –por tomar un ejemplo- lo gana con 8 horas de trabajo diario. Permítanme aclarar –por si hiciese falta- la importancia que tiene el trabajo de un educador sobre el de un vendedor. Sin menospreciar a ninguno quiero recalcar que la base de toda sociedad fue, es y será la educación, tal como tantos políticos lo enuncian en sus discursos proselitistas. Sin embargo, los maestros, los médicos y los policías siguen siendo los menos beneficiados en casi todos los casos.
Por último, me quedo preguntándome y preguntándoles a nuestros gobernantes ¿Qué educación queremos para nuestros chicos? ¿Es beneficioso contar con maestros mal pagos? ¿Es beneficioso contar con niños mal educados? Si estas dos últimas preguntas se contestan con un SÍ, pues entonces seguiremos acabados como sociedad.
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