Acabo de ver una imagen que poco tendría que ver con lo que realmente era: la jura de nuestros representantes políticos convertida en un arrebato chabacano y violento digno de los famosos repechajes del mítico programa televisivo Feliz Domingo.
Con la mano apuntando hacia la Biblia -ya ni siquiera sobre ella- los diversos grupos de diputados desfilaron ayer en su juramento, colando profesionalmente saludos y dedicatorias a sus "amigos" como lo supieron hacer muchas generaciones que pasaron por el programa de Silvio Soldán.
Envueltos en los tribunescos gritos de los presentes, sólo se los diferenciaba con los estudiantes aquellos porque no llevaban la bandera de Egresados sobre sus hombros. Una imagen paupérrima que me hizo pensar lo que muchas veces intento esquivar: ellos son lo que somos nosotros, y nosotros somos lo que son ellos.
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