Porque te quiero así... |
Reviso la nominación que posee este premio y no encuentro ningún nexo con la figura bolivariana: “aporte a la comunicación popular”. Conocida es la política de expropiación de medios que tiene Chávez en su Venezuela, que no incluye tan sólo cierres de medios de comunicación, sino también aprietes y violencia física a sus empleados y directivos. Nada más lejano al motivo del galardón.
Periodismo: Rodolfo Walsh |
También intento minimizar el hecho de que alguien pueda "premiar a Hitler por su aporte a la ciencia”, como compara Nelson Belfort, representante de medios venezolanos, en LaNoticia1. Pero me detengo enseguida, pues eso sería proceder con la acción que yo mismo estoy repudiando: prohibir que alguien haga o diga lo que es contrario a mi parecer. Y ese de ninguna manera es el objetivo que defiendo.
Tarde pero seguro, y tras visitar algún que otro ángulo de la información, caigo en una penosa conclusión, quizás facilista, resignante: ausencia de sentido común. Confieso que –tontamente- sueño con un mundo donde la ética, la moral y el sentido común rijan nuestra vida social. Pero los hechos que vienen sucediendo en nuestra bendita tierra me demuestran que estamos muy pero muy lejos.
Repaso la negación de invitar al Nobel de Literatura Vargas Llosa a la apertura de la Feria de Libro, o la prohibición de asistencia de hinchas a la cancha para evitar la violencia en nuestro fútbol, y más ejemplos de falta de este sentido. En fin, apago la tele y me encierro entonces a leer el gran libro de Fernando Savater, Ética para Amador, y a soñar con los verdaderos premios que nos retribuiría ese pequeño saber de la vida.
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