domingo, 11 de septiembre de 2011

Ruido en el Litoral

Hasenkamp también se prepara.
La paz de nuestro Litoral está siendo interrumpida por el ruido. Poco a poco los verdes volverán a ser cruzados por él, alterando la pasividad característica de sus días. Esa inercia que se pareció en casos a la de un paisaje fantasmagórico, digna de esos sitios que alguna vez fueron pujantes y que las malas decisiones los dejaron casi desérticos desde hace más de tres décadas.

Ese ruido es el ruido del tren que vuelve a cortar los aires del campo. El de ese eterno paisaje de hierros dibujados como sombra de las rutas que volverá a unir parajes, aldeas, pueblos, ciudades y hasta países. Ese ruido que lejos de ser un intruso logra ser siempre un invitado de lujo para sus oyentes ubicados a lo largo de más de 1.500 kilómetros de recorrido, desde Paraná hasta Federal y Concepción del Uruguay, desde la bonaerense Pilar hasta el vecino Montevideo.

Ese ruido es también el ruido de la gente que se reencontrará con un viejo amigo. El de esas generaciones que criaron sus familias gracias al tren, y también el de esas que sólo conocen sus mudas estaciones, muchas veces convertidas en museos históricos o depósitos municipales. El de esa gente que sabe por experiencia propia o por comentarios ajenos que el tren suele traer mucho más que visitas.

Limpieza en Bernardi.
Porque el ruido significa trabajo. El trabajo, progreso. Y el progreso, mejor vida. Porque todo esto implicará un beneficioso regreso a lo que alguna vez fueron esos lugares, forjados y desarrollados con y por el ferrocarril. Porque la flamante reactivación de las vías supone una vuelta de página importantísima para esta región y para el país entero. Porque recuperar un medio de transporte que fue por muchísimos años el único medio de comunicación entre sociedades sugiere, por lo menos, una buena noticia.

Combatiendo el arrumbre y la maleza el tren cruzará comunidades como lo hizo durante tantos años. De a poco, paso a paso, irá buscando su reactivación. Para que lo vean nuevamente en Hasenkamp, en Arroyo Barú y en Villaguay. Como ya lo ven en Conscripto Bernardi, en Oro Verde y en Las Delicias. Para que las inversiones millonarias den, en un mediano plazo, sus beneficiosos frutos. Para que el ruido del tren vuelva a integrar de aquí en más el cálido sonido del litoral. Que así sea.

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