lunes, 25 de abril de 2011

No hay mal que dure mil minutos

Un grito que se hizo esperar
El desahogo llegó justo. Justo cuando se acercaban los mil minutos de sequía. Apenas segundos después de haberse escuchado el noveno “goooouuuuu” de la noche y las cabezas no paraban de ser agarradas. Apenas instantes antes de acabarse la frase “…no entra más”, como pareció decirle en alguna ocasión el árbitro del partido al 9 errante.

Sin embargo, y por esas cosas que tiene el fútbol en el cuerpo palermista, el gol tan ansiado llegó. Llegó algo tarde para su equipo, que ya se floreaba ante el rival más débil que debió enfrentar, pero justo a tiempo para Martín Palermo, que desandaba la mala racha de sequía goleadora, a tan sólo unos partidos de su retiro.

“Si lo erraba era para irse” declaró el Titán terminado el encuentro, y no miente en lo más mínimo. Tuvo muchas ocasiones y si no lo evitaba el arquero, lo hacía el último hombre sobre la línea, o en su defecto el aguafiestas era el travesaño. Pero dicen que el que busca encuentra, y de eso el goleador sabe y mucho. “Por suerte uno es cabeza dura y siempre va por más” terminó admitiendo para aquellos que siguen objetando que lo de él es “pura suerte”.

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